sábado, 6 de septiembre de 2008

Diabetes

Diabetes

La diabetes es una de las enfermedades más frecuentes en la actualidad. Es una patología en aumento, incluso en nuestro país, debido sobre todo a la obesidad, sedentarismo, consumo de azúcares simples y, naturalmente, al envejecimiento de la población.

La diabetes es un desorden metabólico, y su tratamiento incluye generalmente dos pilares fundamentales la dieta y la actividad física, y un tercero que depende del tipo de diabetes, el tratamiento farmacológico. La presencia de uno de ellos no excluye a los otros, es decir, para que la evolución del paciente sea positiva deben estar incluidas muchas veces las tres etapas.

Los niveles normales de glucemia en ayunas son entre 76 y 110 mg/dl.

Entre los nutrientes que consumimos diariamente, tres son vitales en el diseño de una dieta balanceada que nos ayude a controlar la diabetes y a prevenir o retardar las complicaciones relacionadas con la enfermedad. Estos nutrientes son: los hidratos de carbono, las proteínas, y las grasas.

Los hidratos de carbono son los nutrientes que tienen el efecto más directo sobre los niveles de glucosa sanguínea, ya que son los que contienen una mayor cantidad de azúcar. Las harinas, los almidones, los almíbares, la miel, el azúcar de mesa, las frutas y los vegetales, todos pertenecen a la familia de los carbohidratos. A pesar del efecto tan marcado que los carbohidratos tienen en el aumento de nuestros niveles de azúcar, no podemos dejar de consumirlos, ya que la glucosa que ellos producen es la principal fuente de energía para nuestro cuerpo, especialmente el cerebro. Lo que sí podemos hacer para controlar dicho efecto, es escoger la clase correcta de carbohidratos: aquellos con un contenido alto de fibra, como el pan integral, el arroz, las pastas integrales, las legumbres, los vegetales y las frutas. No solamente ayuda la fibra de estos carbohidratos a retardar la absorción del azúcar desde el intestino (ayudando a controlar así los niveles de glucosa sanguínea), sino que también nos proveen las vitaminas y minerales esenciales para mantenernos saludables.

"Se recomienda hacer énfasis en la cantidad total de carbohidratos y no en el contenido de azúcar”

“La actividad física optimiza la concentración de glucosa en la sangre".

"Es importante estimular a las personas diabéticas a consumir alimentos con alto contenido de fibra dietaria ya que éstos producen cambios en el intestino que mejoran el metabolismo y facilitan el control de peso".

Cuando se trata de beneficios a largo plazo, el consumo total de fibra es más importante que las cantidades relativas de fibra soluble e insoluble.

Los lípidos, también son importantes en la dieta de una persona con diabetes. Aunque la información está menos propagada, las personas con diabetes no solamente tienen problemas procesando los azúcares, sino también las grasas. Los niveles de grasa como el colesterol "malo", y los triglicéridos, tienden a elevarse más allá de lo normal en la persona con diabetes. Esto representa un riesgo en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, a las cuales se encuentran expuestas las personas con diabetes en una proporción más alta que el resto de la población. El exceso de grasa también puede producir obesidad. Mientras más pesada sea la persona, más alta será la resistencia que nuestro organismo le pone a la insulina, dificultando su trabajo y entorpeciendo el control diabético..

La persona con diabetes debe consumir las proteínas con cuidado, ya que un exceso de las mismas aumenta el trabajo de los riñones, y estos órganos ya se encuentran a un riesgo elevado de dañarse, debido a la diabetes. Los productos proteínicos tienden a ser altos en grasa; por tanto, escoja sus proteínas con cuidado; evite las carnes rojas y los quesos, y prefiera los pescados y las aves.

¿Cuáles son los diferentes tipos de diabetes?

Existen dos tipos de diabetes conocidas como Tipo 1 y Tipo 2. Asimismo, la diabetes que se presenta durante la gestación se conoce como diabetes gestacional. Dichos cuadros se describen a continuación.

Tipo 1

La diabetes es una enfermedad crónica incurable, resultado de un desequilibrio entre la secreción de insulina (disfunción de las células beta pancreáticas) y la sensibilidad a la insulina (resistencia a la acción de la insulina). De hecho, las concentraciones de insulina circulante en individuos con diabetes mellitus son a menudo mayores que las de personas no diabéticas, especialmente en las primeras etapas de la enfermedad. A medida que ésta avanza se requieren concentraciones más altas de insulina plasmática para superar la resistencia de los tejidos a la insulina, y se hace necesaria insulina exógena para compensar la insuficiencia pancreática. Sin embargo, en muchos casos una dieta adecuada acompañada de ejercicio físico y pérdida de peso puede aumentar la sensibilidad a la insulina.

Este tipo de diabetes se presenta principalmente en niños y representa de 5 a 10 % de todos los casos de diabetes. Los hijos o hermanos de personas con diabetes tipo 1 presentan mayor riesgo de desarrollar este tipo de diabetes.

Tipo 2

Es la forma más predominante de diabetes. Un 90 % de individuos de todas las edades con diabetes tienen la del tipo 2, aunque hay una creciente incidencia de diabetes tipo 2 en niños.. Los individuos con diabetes tipo 2 no producen suficiente insulina para mantener una concentración normal de glucosa en la sangre. Muchos de estos individuos son resistentes a la insulina y algunos presentan concentraciones de insulina plasmática por encima de los niveles normales. Muchos de estos pacientes pueden controlar su diabetes meramente con la dieta mientras que otros requieren en adición medicamentos orales que reducen el nivel de glucosa en la sangre.

Tanto en la diabetes tipo 1 como tipo 2 existe un fuerte predisposición hereditaria. Sin embargo, como ocurre con muchos factores hereditarios, están influenciados por factores no solo orgánicos sino también emocionales y ambientales, que pueden condicionar o no la manifestación de la enfermedad .La obesidad y el consumo excesivo de grasas pueden ser fuertes factores desencadenantes en la diabetes tipo II. Recientes investigaciones apuntan a sostener que ambos tipos de diabetes, pero particularmente la diabetes tipo, 1 pueden estar involucrados procesos autoinmunes. Estos son procesos en los que células del sistema inmunológico no reconocen lo “propio de lo ajeno”.

Gestacional (DMG)

La diabetes se presenta en 2 a 5% de los embarazos, de manera predominante en mujeres que tienen bebés que pesan más de 4 kilogramos. Esto es causado por una insuficiencia pancreática asociada al crecimiento de los tejidos del bebé y al sistema de soporte vital de la madre. La diabetes gestacional desaparece después del parto. Las mujeres que han tenido diabetes gestacional corren un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 posteriormente.

Diabetes insípida

Es causada por una deficiencia en la producción de vasopresina una hormona que regula la reabsorción de agua en los riñones y que es producida por la hipófisis. Esta enfermedad causa una sed constante y la eliminación de grandes cantidades de orina diluida.

Los síntomas de la Diabetes.

Ambos tipos de diabetes 1 y 2 producen una diversidad de síntomas entre los cuales se encuentran sed y hambre constantes, y una excesiva producción de orina. En la diabetes tipo I también se puede producir una significativa pérdida de peso. Si no son tratadas con el tiempo se llega a la ceguera, amputación de miembros e infecciones recurrentes

Tratamiento de la diabetes:

Los objetivos del tratamiento de la diabetes son: normalización de la glucemia; prevención de las complicaciones, tanto agudas como crónicas; lograr una adaptación psicológica de quien la padece.

Para normalizar la glucemia se cuenta con la dieta, por una parte, con el ejercicio físico, por otra, y con la insulina en caso de ser necesario. La dieta proporciona la energía y los nutrientes necesarios para mantener un estado óptimo de nutrición. El ejercicio físico aumenta el consumo de energía, mientras que la insulina permite su utilización. La prevención de las complicaciones agudas y crónicas se basa en el mantenimiento de una glucemia normal.

El aporte energético se establecerá según las necesidades de la persona, es decir, la edad, el sexo, la talla, la actividad física, el clima, etc. así como su ingesta habitual.

El siguiente cuadro compara la alimentación del diabético con la de un adulto normal.

Adulto sano

Diabético

ENERGÍA

En función de la actividad física.

En función de la actividad física.

GLÚCIDOS (HC)

55-60%

de la energía

50–55% de la energía, con disminución de azúcares sencillos.

PROTEÍNAS

12-15%

de la energía

12-15% evitar alimentos proteicos grasos

GRASAS

20-25%

de la energía

20-25% evitar exceso de ácidos grasos saturados.

VITAMINAS

Y SALES MINERALES

Una alimentación variada aporta las cantidades necesarias para cubrir las necesidades fisiológicas, tanto en los individuos normales como en las personas diabéticas.

AGUA

La necesidad diaria se estima en 2 a2,5 lts. El diabético debe aumentar la cantidad en caso que exista una descompensación.

FIBRAS

Las fibras solubles disminuyen la velocidad de absorción de los glúcidos, por lo que es muy conveniente que estén contenidas en la alimentación

¿De Qué Se Compone Una Dieta Balanceada?

La Dieta "Diabética"

No existe una dieta "diabética". La persona con diabetes puede comer de todo lo que come una persona sin diabetes que quiera mantenerse saludable y mantener su peso bajo control. Sin embargo, debido a que los carbohidratos elevan los niveles de azúcar sanguínea (glucosa), la persona con diabetes debe prestar atención especial al consumo de los mismos, y aumentar el consumo de fibra soluble.

Alimentación

Reducción del consumo de grasa. En un estudio publicado en la revista Diabetes Care de enero de 1994 se encontró que un incremento moderado en el porcentaje de calorías derivadas de la grasa (del 38% al 43 %) era suficiente para aumentar significativamente la cantidad de personas con intolerancia a la glucosa que desarrollan diabetes. Por otra parte se ha encontrado que ingerir 40 gramos de grasa adicionales cada día puede hacer seis veces más probable que una persona con predisposición a la diabetes la desarrolle. La dieta típica por lo general es demasiado alta en grasa. Sin embargo no todas las grasas son iguales. Las grasas saturadas son las que más problemas causan y son precisamente estas las que muchas personas consumen en exceso. Es recomendable reducir el consumo total de grasas de modo que no representen más del 20 % del total de calorías. Las grasas ingeridas deben ser preferiblemente insaturadas.

La Asociación Americana de la Diabetes (A.D.A.), recomienda una restricción moderada de las calorías, entre 250 - 500 Kcal. menos que el promedio de la ingesta diaria, calculada a partir de la alimentación habitual del sujeto; además de un plan de alimentación equilibrado y armónico, con una reducción de la grasa total y particularmente de la grasa saturada (Recomendado también por la American Heart Association). Estos cambios en la dieta deberían estar acompañados por un incremento en la actividad física. Cuando se utilizan dietas hipocalóricas, se estabiliza la glucemia y hay una mayor sensibilidad a la insulina; aunque no se produzca pérdida de peso. Una pérdida de peso de entre 5-9 kilos, demostró reducir la incidencia de dislipemias, hiperglucemia e hipertensión. Una distribución más amplia de las comidas (distribuyendo los nutrientes y particularmente los carbohidratos) a lo largo del día es otra estrategia a utilizar.

Otras recomendaciones alimentarias

Algunas recomendaciones alimentarias que pueden ser de utilidad para todas las personas que padecen de diabetes o que están en un alto riesgo de padecerla son:

• Incrementar el consumo de carbohidratos complejos sobre los simples no excediendo el 50% de la ingesta diaria. Estos carbohidratos tardan más en digerirse, por la presencia de fibra, que los azúcares simples y liberan sus azúcares naturales de forma más lenta y controlada que los productos hechos a base de azúcares refinados.

• Aumente el consumo de vegetales de colores intensos como el brócoli, la espinaca, la zanahoria y el pimiento ya que estos son ricos en antioxidantes que ayudan a prevenir los daños causados a los pequeños vasos sanguíneos de los ojos.

• Reduzca el consumo de azúcar refinado y los productos hechos a base de éste. Por ejemplo, dulces, galletitas y golosinas en general. No deben superar el 10% del total de carbohidratos de la ingesta diaria.

• Evite la comida "basura" es decir la que contiene muchas calorías vacías pero muy pocos nutrientes o fibra.

• Reduzca o elimine el consumo de cafeína, alcohol y cigarrillos. El fumar es especialmente dañino para las personas diabéticas ya que estas son susceptibles a daños a los pequeños vasos sanguíneos. El cigarrillo agrava estos daños. • No coma demasiado en una sola comida.

Es preferible hacer seis comidas diarias, desayuno, media mañana, merienda, media tarde y cena.

Consumir la cantidad de calorías acorde a la edad, sexo y actividad física realizada.

Preferir preparaciones de alimentos horneados, al vapor o cocidas en vez de fritas (no agregar cremas, salsas grasosas, etc.).

Escoger cortes magros de carne y quitar la piel del pollo antes de cocinarlo.

Emplear productos lácteos descremados o semidescremados en vez de los enteros.

Aderezar los alimentos con limón, vinagre y especias en vez de crema, mantequilla, manteca, aceite o aderezos industrializados.

Escoger para el desayuno alimentos bajos en grasa como cereal, pan y fruta.

Limitar el consumo de productos de panadería altos en grasa.

Cuando utilice aceites en la preparación de alimentos, preferir aceites vegetales como el de oliva, de girasol, de maíz o de soja a las grasas de origen animal (ej. manteca).

Limitar el consumo de alimentos altos en colesterol, como son las vísceras, las carnes grasosas y los huevos.

Hacer ejercicio habitualmente, como una medida para mantener un equilibrio entre la energía que se consume y la que se gasta, ayudando así a controlar el peso.